Hieronymus Bosch
Los protagonistas de esta pintura son la monja y el fraile franciscanos que se encuentran tan distraídos, intentando hincar el diente en un pedazo de comida que cuelga de un hilo, que no se dan cuenta de que un ladrón les va a robar lo poco que les queda sobre la mesa. Estos religiosos cantan juntos, lo que tiene ciertas asociaciones eróticas, especialmente por la presencia del laúd, puesto que los hombres y las mujeres de las órdenes monásticas se suponía que debían permanecer separados.
Los demás personajes se esfuerzan por conseguir vino y alimentos. El sentido de la escena se condensa en el bufón sentado sobre una rama podrida.
La pintura presente un denso simbolismo:
- El mástil se ha convertido en un árbol. En medio del ramaje puede verse una figura que unos han considerado que es una lechuza o búho que simbolizaría la herejía; otros aprecian en él una calavera, que representaría a la Muerte; otros, en fin, creen ver una máscara (el demonio) o un diablo que desde el centro del follaje contempla la escena.
- En el mástil ondea una banderola rosa con una media luna musulmana que ha sido interpretada como símbolo de herejía o, también, como una alusión a los lunáticos, esto es, a los locos que, marginados, estaban condenados a vagar en un barco sin rumbo fijo
- El laúd y el bol con cerezas tienen connotaciones eróticas.
- La gente en el agua representaría los pecados de la gula o la lujuria
- El embudo invertido en la parte inferior izquierda simbolizaría la locura
- El ave asada simbolizaría la gula.
El Bosco denuncia los vicios en que incurre la locura del hombre atribuyéndoselos a personajes que parecen de clases sociales inferiores. El invitado que vomita muestra el vicio de quien sucumbe a los efectos del alcohol; algunos autores consideran que es un símbolo de «la horrible náusea que sienten los condenados en el infierno».
Aparece igualmente un cántaro alusivo al sexo femenino o el diablo; el pescado muerto sin escama sería el pecado.
La pintura tal como se conoce hoy en día es un fragmento de un tríptico que fue cortado en varias partes.
La nave de los locos estaba pintada en una de las alas del retablo, y tiene como dos tercios de su tamaño original. El tercio restante pertenece a la galería de arte de la Universidad de Yale y se exhibe con el título de Alegoría de la glotonería y la lujuria. El ala del lado opuesto, que más o menos ha conservado toda su longitud, es La muerte de un avaro hoy en la Galería Nacional de Washington. Los dos paneles juntos habrían representado los dos extremos de la prodigalidad y la miseria, condenando y caricaturizando ambos.
Tomado textualmente el 6 de abril de 2014 de Wikipedia, por: LA NAVE DE LOS LOCOSLA NAVE DE LOS NECIOS 1490-1504
“El lenguaje
de la designación no es más ni menos que una de las típicas estrategias
coloniales para mantener intactos los modos de ver y de representar a los
otros, y así seguir siendo, nosotros, impunes en esa designación e inmunes a la
relación con la alteridad. La cuestión de los cambios de nombres no produce necesariamente
ningún embate, ningún conflicto, ni inaugura nuevas miradas en nuestras propias
ideas acerca de quién es el otro, de cuál es su experiencia, de qué tipo de
relaciones construimos en torno de la alteridad y cómo la alteridad se
relaciona consigo misma. Por el contrario: perpetúa hasta el hartazgo el poder
de nombrar, el poder de designar y la distancia con el otro. Digamos, por un
lado, que es un esfuerzo para matar la ambigüedad y la ambivalencia que la
alteridad suele provocarnos. Y por otro, que asume esa función ilusoria de que
algo está cambiando”. Skliar, Carlos. (2005) Poner en tela de juicio la
normalidad, no la anormalidad. Revista Educación y Pedagogía,, Vol. 17, Nº.
41,PÁG. 17.
En el
apartado anterior Skliar nos plantea su postura
sobre los eufemismos y su función ilusoria, en nuestros encuentros
semanales hemos hablado de los cambios de denominación de las “anormalidades”
humanas asociadas a lo mental.
Así, loco,
orate, alienado, raro, desquiciado, perturbado, trastornado, enfermo mental,
son algunos de los significantes con los que en el medio social suele referirse
a personas que a partir de su forma particular de padecimiento psíquico, exponen
un conjunto de síntomas que pueden catalogarse dentro de alguna
nosología diagnóstica. Muchos de los cambios de significante para designar lo
que se enmarca dentro de “la locura”, se apuntalan en la “necesidad de
dignificar al sujeto que la sufre”, no obstante, la postura común respecto a
“los locos”, “los alienados”, o “enfermos mentales, no ha sufrido cambios
verdaderamente relevantes. Por favor, investiguen y respondan cuál es
la razón por la que este cambio de significantes no ha operado
trasformaciones sustanciales en la relación
que tenemos con estas personas.
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